Política de favores en Tulancingo: alcaldesa admite designación a cambio de apoyo; funcionario terminó acribillado

La presidenta municipal de Tulancingo, Lorena García Cazares, reconoció públicamente que el nombramiento de Derek Atrellou Olvera Juárez, de 25 años, como director de Prevención del Delito, fue un pago de favores por el respaldo que él y su padre le brindaron en campaña.

El joven funcionario, que carece de formación policial y no contaba con permiso para portar armas, fue víctima de un ataque armado el pasado martes, cuando dos sicarios en motocicleta le dispararon mientras conducía un Accord gris en la colonia Rincones de la Hacienda.

“Ellos estuvieron en mi campaña y trabajaron mucho, mucho, mucho, día con día. Creo que era justo incluirlos. Más que nada, un agradecimiento”, declaró la alcaldesa en entrevista al término de un acto oficial encabezado por el gobernador Julio Menchaca.

García Cazares intentó minimizar la polémica al afirmar que la función de Olvera era de carácter social y no operativo:
“Era un cargo de dar pláticas sobre prevención, no de seguridad pública. No era lógico que portara un arma”, aseguró.

No obstante, admitió que tanto él como dos familiares fueron integrados a la nómina municipal como parte de un “gesto de gratitud”.

Respecto al atentado, dijo estar “pasmada” y señaló que esperará el resultado de las investigaciones para decidir si Olvera permanece en el cargo:
“Primero necesito saber qué pasó. Si hay una responsabilidad, también tengo que ser justa y decir gracias”, sostuvo.

El atentado

De acuerdo con el parte oficial, la agresión ocurrió a las 8:34 de la mañana del martes 23 de septiembre. Olvera recibió dos disparos en el abdomen, pero alcanzó a llegar al estacionamiento del Centro Cívico Social, donde pidió ayuda antes de ser trasladado a una clínica particular.

La Procuraduría General de Justicia de Hidalgo abrió una carpeta de investigación por homicidio en grado de tentativa.

Cierre

El caso exhibe el trasfondo de la política de favores en Tulancingo: un funcionario improvisado, colocado en un cargo clave por lealtades de campaña, terminó en la mira de sicarios y con dos balazos en el cuerpo. La deuda política se convirtió en pólvora y sangre en plena administración municipal.